Jordi Cornelio: Del hospital al estudio de tatuaje, una historia de arte, humildad y evolución
En el mundo del tatuaje, hay historias que marcan, que inspiran, que demuestran que el arte no siempre nace en un estudio con luces y máquinas de última generación, sino en la pasión silenciosa de alguien que decidió escuchar su intuición. Ese es el caso de Jordi Cornelio, artista peruano que pasó de trabajar como enfermero en un hospital a convertirse en un referente del tatuaje a color en Latinoamérica. Jordi comenzó como muchos artistas: sin saber que lo era. En la escuela pintaba camisetas y poleras para sus compañeros, sin imaginar que esas primeras pinceladas serían el inicio de un largo camino. Luego vino la enfermería. Estudió, trabajó en clínicas y hospitales, y vivió años en el mundo de la salud. Pero un día, unos amigos le soltaron una frase que lo cambió todo: “Tú deberías tatuar.” Animado por esa chispa, Jordi se lanzó. Su primera máquina de tatuar fue artesanal. Se inspiró en un tatuador callejero y construyó su propia herramienta. No tenía experiencia, pero sí algo más importante: curiosidad, talento y humildad. Poco a poco, fue encontrando su estilo, apostando por el color, incluso sin tener formación previa en pintura. Una de sus historias más conmovedoras fue la de un señor de 75 años que quiso tatuarse el retrato de su esposa fallecida. Ella había muerto a los 30 años, y él nunca volvió a tener pareja. El reto fue enorme: la foto estaba deteriorada, pero Jordi logró reconstruirla, tatuarla, y emocionar al cliente hasta las lágrimas. Fue uno de esos momentos que le recuerdan por qué hace lo que hace. Pero no todo fue fácil. También hubo errores. En una de sus primeras experiencias con tatuajes a color, usó los 12 tonos disponibles… ¡en una sola cara! El resultado fue desastroso. Lo publicó igual, y se volvió viral, aunque no por las razones que esperaba. Sin embargo, la historia dio un giro inesperado: gracias a esa publicación, un organizador europeo lo descubrió y lo invitó a competir en una convención en Fuengirola, España. A veces, incluso los errores pueden abrirte puertas. Jordi también nos habló sobre la importancia de la higiene y la bioseguridad en los estudios de tatuaje. Como ex enfermero, lo tiene claro: “Tatuar no es solo arte, también es responsabilidad.” Él insiste en que la primera lección que todo aprendiz debe recibir es cómo mantener un entorno limpio y seguro, tanto para el cliente como para el artista. En su paso por Estados Unidos, también rompió mitos. Tatuó a muchas personas de piel morena a quienes antes les habían dicho que no se podía hacer color en su tono de piel. Con técnica, pigmento sólido y respeto, Jordi demostró que sí se puede. Para él, negarles esa opción es, simplemente, racista. Hoy, después de más de 15 años tatuando, Jordi está explorando nuevos caminos artísticos, como el arte en vidrio martillado. No sabe si será rentable, pero como él dice: “El arte me llama, y yo solo lo sigo.” Su historia es prueba de que el arte verdadero no nace del confort, sino de la entrega, la curiosidad y la voluntad de reinventarse. En cada palabra, Jordi deja una lección: ser artista no es solo dibujar bien, es vivir con humildad, aprender de los errores y seguir buscando la belleza, incluso donde otros ven fracaso. 🎥 ¿Quieres ver la entrevista completa? Está disponible en nuestro canal de YouTube ¡Dale play y dejate inspirar por esta historia de vida, color y transformación
Jorge Méndez
6/21/20251 min read