Jennyfer Ramírez: la tatuadora de Medellín que convirtió el miedo en arte y coraje
Hay historias que comienzan con tinta, otras con dolor y algunas —como la de Jennyfer Ramírez— con valentía, familia y mucha fe en uno mismo. Desde Medellín, Colombia, Jenny nos abre la puerta a su mundo: un pequeño estudio que levantó con esfuerzo, disciplina y una sonrisa que contagia. Antes de ser tatuadora y perforadora, Jenny ya era artista: se hizo conocida en el mundo del cosplay, incluso ganó la primera Comicon Colombia, y mientras tanto trabajaba como tecnóloga industrial y diseñadora de productos. Pero su corazón pedía más: “¿Y si tatuo?” se preguntó un día. Ese “¿Y si...?” cambió todo. El primer paso no fue fácil. Con una expareja que no la apoyaba y mil responsabilidades encima, decidió volver a casa de su mamá. Ahí apareció su gran aliada: su hermana, quien se convirtió en su primer lienzo y su mayor cómplice. “Fue la primera en decirme: ‘Hágale, suelte la máquina y practique conmigo’. Ella tiene todas mis primeras perforaciones y tatuajes”, cuenta Jenny entre risas. Los inicios no solo trajeron agujas y tinta: también prejuicios. “A las mujeres a veces les cuesta que alguien les suelte la piel. Muchos aún dicen: ‘¿Usted tatuadora? ¿Perforadora? Ay, no sé…’” Pero Jenny no se detuvo. Con humildad, fue ganándose la confianza de clientes —especialmente mujeres— que hoy la buscan por su energía y mano firme. Su carrera está llena de anécdotas inolvidables: como aquel chico ecuatoriano que le confió un ojo tatuado detrás de la pantorrilla, lo que marcó un antes y después en su estilo de microrealismo. O el cliente que se desmayó ¡solo con ponerle la plantilla del cover para tapar un tatuaje de pareja! Spoiler: nunca se tatúen nombres de ex, amigos. Otro momento épico: cuando abrió su propio estudio sin vitrinas ni joyas. Tenía apenas su camilla, unas pocas pinzas y toneladas de ganas. “El miedo siempre va a estar. Lo importante es organizarse, hacer listas, comprar lo necesario y atreverse”, explica. Hoy no ha tenido ni un solo día en ceros: su agenda se llena por recomendación boca a boca y por la confianza que transmite. Jenny sabe de críticas. Le dijeron en su cara —frente a un cliente— que su línea era fea. En lugar de rendirse, se obsesionó: practicó, corrigió, aprendió. Ahora sus colegas la felicitan por la precisión de su línea. “Siempre habrá críticas destructivas. Aprende a distinguirlas de las constructivas y no te dejes derrumbar”, aconseja. Su estilo evoluciona: explora el microrealismo, el anime (su pasión de siempre) y piezas con detalles tan finos que sorprenden a propios y extraños. A futuro, sueña con un estudio más grande para dar oportunidad a nuevos artistas, así como a ella se la negaron alguna vez. Para quienes sueñan con lanzarse, Jenny tiene tres claves de oro: 1️⃣ Ahorrar: nadie financiará tus sueños si tú no lo haces primero. 2️⃣ No tener miedo: el miedo es natural, pero no debe gobernar. 3️⃣ Disciplina: tú eres tu tienda. Si no abres, no vendes. Jennyfer Ramírez demuestra que detrás de cada tatuaje hay amor, valentía y horas de trabajo invisible. Que ser mujer en un mundo de tinta no es un límite, sino una razón más para brillar. 👉¿Quieres conocer todos los detalles de esta historia? Mira la entrevista completa en nuestro canal de YouTube y déjate inspirar por la energía de Jenny. ¡No te la pierdas!
Jorge Méndez
6/26/20251 min read